La junta militar tailandesa corre en ayuda de los granjeros, para intentar justificar su golpe de Estado. El ministerio de Economía provisional anunció haber invitado a los bancos del país a que faciliten más de mil millones de euros en préstamos a los granjeros por las cantidades que se les adeudan desde que estalló las crisis política en el país hace siete meses.
“No tengo demasiada esperanza porque, al final, ningún otro golpe de Estado ha sabido gobernar el país”, advirtió Puttinun Samanawiriya, un vendedor en la capital.
Los militares también deben inyectar dinero en la economía rural y han pedido a los bancos y cooperativas agrícolas que desbloqueen recursos para los granjeros.
“El general ha aprobado dinero para los granjeros”, se felicitó Sriurai Jitpetchmee, una agricultura manifestándose a favor de la junta. “Incluso me planteaba abandonar. Ahora, con este dinero puedo proseguir”.
A pesar de que el Gobierno destituido recibía el apoyo de la población rural y las capas más pobres de la capital Bangkok, la crisis política ha paralizado hasta ahora los pagos a los agricultores de arroz.
Otro de los sectores altamente afectados en Tailandia es el turismo, que supone el seis por ciento del Producto Interior Bruto. Desde que comenzaron las protestas en noviembre pasado, el flujo de turistas ha descendido de forma considerable. Algunas cancillerías occidentales han aconsejado precisamente limitar los viajes a este país.
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