En 2002, los psicólogos Gerianne Alexander y Melissa Hines, de la Universidad de Cambridge, siguieron a 337 niñas desde su gestación hasta los tres años y medio. Determinaron que aquellas cuyas madres tuvieron alzas en los niveles de testosterona durante el embarazo -la hormona masculina-, tienden a preferir los juguetes y actividades de varones durante su infancia.