Los trabajadores de la acerera italiana ILVA, la más grande de Europa, se han manifestado un día más contra el cierre de la planta.
En julio una juez decretó su clausura al considerar que dañaba gravemente el medioambiente. El Gobierno italiano se comprometió a invertir 336 millones de euros en limpieza, pero el futuro de los 12.000 trabajadores sigue sin estar claro.
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